viernes, 12 de febrero de 2016

La Fe y los Falsos Profetas

Miguel Villela OFS Honduras
 
 
LA FE
Hoy en día vivimos en el mundo de las grandes predicaciones, en el mundo de los especialistas en citar versículos bíblicos, en el mundo donde todos creen conocer la verdad, pero una verdad que varía de persona a persona.
Pero entonces como Creer, como saber que es la verdad.
Para conocer la verdad, debemos creer y para creer debemos tener Fe y para tener Fe, debemos pedirla a Nuestro Señor.
"Porque todo el que pide recibe; el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá" -Mateo 7,8.
Pero entonces que es la Fe: Hb 11,1
La fe es garantía de lo que se espera; la prueba de las realidades que no se ven.
Sólo es posible creer por la gracia y los auxilios interiores del Espíritu Santo. Pero no es menos cierto que creer es un acto auténticamente humano. No es contrario ni a la libertad ni a la inteligencia del hombre’". Catecismo de la Iglesia Católica.
Esto significa que aunque la Fe es don sobrenatural, depende del hombre el creer o no creer.
Tener fe es aceptar la palabra de otro, entendiéndola y confiando que es honesto y por lo tanto que su palabra es veraz. El motivo básico de toda fe es la autoridad (el derecho de ser creído) de aquel a quien se cree. Este reconocimiento de autoridad ocurre cuando se acepta que él o ella tienen conocimiento sobre lo que dice y posee integridad de manera que no engaña.
Se trata de fe divina cuando es Dios a quien se cree. Se trata de fe humana cuando se cree a un ser humano.
Hay lugar para ambos tipos de fe (divina y humana) pero en diferente grado. A Dios le debemos fe absoluta porque Él tiene absoluto conocimiento y es absolutamente veraz.
Esto significa que los Cristianos Católicos que hemos recibido la gracia de la Fe Divina, debemos creer en la autenticidad de todo lo que es y lo que nos enseña Nuestro Dios, su palabra la debemos aceptar como la única verdad universal, lo que Él nos dice y nos pide, es para nosotros un manual de vida. Por lo que no es válido ni aceptable para alguien que ha recibido el don de la Fe, solo aceptar del Señor lo que nos gusta o lo que nos conviene para continuar con nuestro estilo de vida, recordemos que la verdad es única:
Un solo Señor, una sola fe, un solo bautismo, un solo Dios y Padre de todos, que está sobre todos, por todos y en todos. -Efesios 4,4-6
Jesús dijo: "El que tiene mis mandamientos y los guarda, ése es el que me ama" Juan 14,21.
 San Juan: "Quien dice: «Yo le conozco» y no guarda sus mandamientos es un mentiroso y la verdad no está en él." -I Juan 2,4.
Jesús mismo nos lo dice: "Yo para esto he nacido y para esto he venido al mundo: para dar testimonio de la verdad. Todo el que es de la verdad, escucha mi voz." (Juan 18, 37-38).
¡Jesús es el camino, la verdad y la vida!
Esto significa que nosotros debemos creer en lo que Nuestro Señor nos dice, debemos aceptar las verdades o misterios de Fe, sin duda, sin importar si las entendemos o no, porque provienen de alguien en quien depositamos toda nuestra confianza, provienen de Dios.
Pero entonces como hacer para saber qué es lo que debo creer, si ante mi hay miles de cristianos que también tienen Fe, pero que unos me invitan a creer en unas cosas y otros me invitan a creer en otras, aunque todos creemos en el mismo Dios.
(2 Pedro 1, 20) -No podemos guiarnos solos: "Ninguna profecía de la Escritura puede interpretarse por cuenta propia"
La Iglesia, como madre y maestra, es la auténtica intérprete y formadora a través de sus pastores.
A medida que descubrimos la verdad somos capaces de hacer mejores decisiones. Apremia, por lo tanto, esmerarse en conocer la verdad y no conformarse con cualquier cosa. Buscar la verdad requiere mucho esfuerzo y honestidad.
La Iglesia Católica, fundada por Nuestro Señor Jesucristo, guarda y custodia el depósito de la Fe, que ha recibido de Nuestro Señor y que ha pasado de sus apóstoles a sus sucesores hasta llegar a Nuestro Días. Es ella como madre que orienta a sus hijos y los conduce hacia el camino y hacia la voluntad del Señor.
Los que inventan supuestas iglesias desobedecen a Cristo y a sus legítimos representantes a quienes Él dijo:
Lc. 10,16 Quien a vosotros os escucha, a mí me escucha; y quien a vosotros os rechaza, a mí me rechaza; y quien me rechaza a mí, rechaza al que me ha enviado.»

Creer todo cuanto Dios enseña por medio de la Iglesia (No escoger según nos guste). "La fe es el comienzo de la salvación humana" (San Fulgencio).
"Siempre obedientes y sujetos a los pies de la Santa Iglesia, firmes en la fe católica, guardemos la pobreza y la humildad y el Evangelio de Nuestro Señor Jesucristo." San Francisco de Asís.
Ella sola recibió al Espíritu Santo y la promesa de ser asistida por El hasta el fin del mundo (Hechos 1, 8; Mateo 28, 20); ella sola es "la Iglesia del Dios viviente, columna y sostén de la verdad" (I Timoteo 3, 15); ella sola es la Iglesia de la cual habla la Biblia. Separarse de ella es renunciar a Cristo.
La Iglesia es la primera que cree, y así conduce, alimenta y sostiene mi fe. La Iglesia es la primera que, en todas partes, confiesa al Señor (Te per orbem terrarum sancta confitetur Ecclesia, —A Ti te confiesa la Santa Iglesia por toda la tierra— cantamos en el himno Te Deum), y con ella y en ella somos impulsados y llevados a confesar también: "creo", "creemos". Por medio de la Iglesia recibimos la fe y la vida nueva en Cristo por el bautismo.
Del Catecismo de la Iglesia, podemos leer:
169 La salvación viene solo de Dios; pero puesto que recibimos la vida de la fe a través de la Iglesia, ésta es nuestra madre: "Creemos en la Iglesia como la madre de nuestro nuevo nacimiento, y no en la Iglesia como si ella fuese el autor de nuestra salvación" (Fausto de Riez, De Spiritu Sancto, 1,2: CSEL 21, 104). Porque es nuestra madre, es también la educadora de nuestra fe.
171 La Iglesia, que es "columna y fundamento de la verdad" (1 Tm 3,15), guarda fielmente "la fe transmitida a los santos de una vez para siempre" (cf. Judas 3). Ella es la que guarda la memoria de las palabras de Cristo, la que transmite de generación en generación la confesión de fe de los apóstoles. Como una madre que enseña a sus hijos a hablar y con ello a comprender y a comunicar, la Iglesia, nuestra Madre, nos enseña el lenguaje de la fe para introducirnos en la inteligencia y la vida de la fe.
San Ireneo de Lyon, testigo de esta fe, declara: 173 "La Iglesia, diseminada por el mundo entero hasta los confines de la tierra, recibió de los Apóstoles y de sus discípulos la fe [...] guarda diligentemente la predicación [...] y la  fe recibida, habitando como en una única casa; y su fe es igual en todas partes, como si tuviera una sola alma y un solo corazón, y cuanto predica, enseña y transmite, lo hace al unísono, como si tuviera una sola boca" (Adversus haereses, 1, 10,1-2).
182 "Creemos todas aquellas cosas que se contienen en la Palabra de Dios escrita o transmitida y son propuestas por la Iglesia [...] para ser creídas como divinamente reveladas" (Pablo VI, Credo del Pueblo de Dios, 20).
Con esto podemos definir que la Fe más que esperar que se cumpla lo que pedimos al Señor, es creer de forma absoluta en lo que Él Señor nos pide, nos enseña a través de la revelación escrita y de la revelación oral a través de la tradición, de la sucesión apostólica y del magisterio de la Iglesia.
Así que como el niño chiquito acude a su padre y a su madre para que les oriente y enseñe, así nosotros los cristianos católicos debemos acudir y confiar en nuestra madre para que nos eduque, nos forme y ayude a crecer en la Fe. ... ¡EL ÚNICO CAMINO PARA UN ALMA SANTA ES VIVIR CON FE!
Los hombres pueden fundar otras muchas iglesias y religiones para reunirse y hacer cosas buenas. A estas guardo respeto y a quienes buscan la verdad con sinceridad les tengo admiración. Pero no por eso olvido que Jesús, Dios y hombre verdadero, quiso reunirnos en UNA IGLESIA, la que El fundó.
Mientras que en otras Iglesias hay diversidad de interpretaciones Bíblicas, sólo la Iglesia Católica ha enseñado la verdad plena, con total consistencia, en todas partes, desde el principio. Sólo ella posee el Depósito de Fe que contiene todo lo que Jesús nos reveló: La Biblia y la Tradición Apostólica.
¿CÓMO DEBE SER NUESTRA FE?
1) SENCILLA --- No te compliques tratando de entender lo que no se puede entender. Recuerda que Cristo dijo:
¨Bienaventurados los que no vieron y creyeron¨.
2) FUERTE --- No te dejes que unas personas que tocan a tu puerta, y que son de otras religiones o sectas, te vengan a meter dudas y a decir cosas. Diles que tú crees en lo dice la Iglesia Católica y no en lo que ellos dicen.
3) TOTAL --- Esto significa que debemos creer en todos los dogmas de la Iglesia y no en unos sí y en otros no.
4) PRUDENTE --- Hay que distinguir los dogmas de fe de lo que no son más que piadosas tradiciones del pueblo o leyendas.
Cada cual es responsable del don recibido. Hay cristianos que sin culpa desconocen algunas verdades (eucaristía, confesión, etc.) Pero quien desprecia las doctrinas que conoce se hace culpable. El cristiano debe esforzarse por conocer la doctrina verdadera y completa (ortodoxia) y practicarla (ortopraxis).
Concilio Vaticano I: Por la fe quedamos habilitados para confiar todo nuestro ser a Dios, le ofrecemos el homenaje total de nuestro entendimiento y voluntad y asentimos libremente a lo que Dios revela. La fe es un don permanente los que la han recibido bajo el magisterio de la Iglesia no pueden tener jamás causa justa de cambiar o poner en duda esa fe. Debemos: Tener una fe informada. Para ello es necesario estudiar lo que nuestra fe enseña.
Los Cristianos Católicos de hoy, debemos tener miedo a no conocer nuestra Fe:
Quien se sabe el Credo: el de los apóstoles y el Credo de Nicea.
Debemos tener miedo a no conocer ni amar ni ser fieles a nuestra Iglesia a pesar de: los escándalos, las críticas, los errores, no olvidemos que no ha sido fundada ni idea de hombre, sino fue fundada por Nuestro Señor:
Y yo a mi vez te digo que tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella.
19. A ti te daré las llaves del Reino de los Cielos; y lo que ates en la tierra quedará atado en los cielos, y lo que desates en la tierra quedará desatado en los cielos.»
Razón por que muchos se van de la Iglesia:
Martín vendía piedras del desierto para coleccionistas. Un día, un geólogo entró a su tienda para comprar un recuerdo para sus hijos. Tomó una que le llamó la atención y preguntó: "¿Cuánto vale esta?" - "Todas valen 20 dólares, pero como esa no es muy bonita se la dejo en 10". El cliente pagó el precio y de ahí se dirigió al Banco a depositarla: Era un zafiro en bruto que valía más de un millón de dólares, pero Martín ignoraba su valor.
San Ignacio de Antioquia: "Lo único que para mí habéis de pedir es fuerza, tanto interior como exterior, a fin de que no sólo hable, sino que esté también decidido; para que no sólo, digo, me llame cristiano, sino que me muestre como tal. Porque si me muestro cristiano, tendré también derecho a llamarme así, y entonces seré de verdad fiel a Cristo"
San Antonio de Padua: "Un cristiano fiel, iluminado por los rayos de la gracia al igual que un cristal, deberá iluminar a los demás con sus palabras y acciones, con la luz del buen ejemplo". 
Frente a la confusión y desorientación provocadas por las sectas y los falsos profetas, para no dejarse engañar y perderse eternamente (Mateo 7, 15-23) "Surgirán muchos falsos profetas y extraviarán a muchos" (Mateo 24,11). Es lo que está pasando hoy con la multiplicación de las sectas.
Hablando de los predicadores no autorizados por la legítima Iglesia, San Pablo dice: "Esos tales son falsos apóstoles, obreros engañosos, que se disfrazan de apóstoles de Cristo. No es maravilla, ya que el mismo Satanás se disfraza de ángel de luz. No es mucho, pues, que también sus ministros se disfracen ministros de justicia; su fin será el que corresponde a sus obras" (II Cor 11, 13-14).
Esto es algo tremendo e increíble. Sin embargo Cristo dijo: "Se levantarán muchos falsos profetas que engañaran a muchos [...] y obrarán grandes señales y prodigios..." (Mateo 24, 11 ,24). Los falsos profetas harán incluso falsos milagros.
"La iglesia, dijo San Agustín: es el pueblo cristiano esparcido por toda la redondez de la tierra".
Desde el año 107, San Ignacio mártir, segundo Obispo de Antioquia de Siria, después de San Pedro, utilizó el término Iglesia Católica.
 
Que Nuestro Señor nos conceda Su Paz.


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