Miguel Villela OFS Honduras
Camino a la Pascua
"Ninguna otra cosa hemos de hacer sino ser solícitos en
seguir la voluntad de Dios y en agradarle en todas las
cosas." San Francisco de Asís
"Ninguna otra cosa hemos de hacer sino ser solícitos en
seguir la voluntad de Dios y en agradarle en todas las
cosas." San Francisco de Asís
Paz y Bien.
El día de hoy, nos encontramos caminando hacia una dirección, hacia una
meta, el camino para algunos ha sido largo y difícil, para otros ha sido corto y
fácil, algunos habrán realizado su máximo esfuerzo y otros se han
conformado con llegar no importa ¿Cuándo? ni ¿Cómo?
Durante el camino hemos tenido tiempo para meditar, para reflexionar y
para evaluar lo que hemos hecho y lo que hemos dejado de hacer, pero este
quizás es el reto mayor que llegar a la meta, durante el camino hemos estado
pendientes de quien va a la cabeza y de quien se queda atrás, pero en qué
momento nos hemos preguntado y yo como voy? o mejor aún, y Nuestro
Señor donde quiere que yo vaya.
Y viene esta pregunta, a lo largo de este camino le hemos preguntado a
Nuestro Señor, como lo hizo San francisco de Asís: Señor que quieres de mí.
El tiempo de cuaresma que ya está por finalizar, ha sido un tiempo de
preparación, una antesala, fueron 40 días de espera, pero ¿Espera de que?.
Y esto es porque cada uno de nosotros espera cosas diferentes, pide cosas
diferentes y recibe cosas diferentes.
Solo que a veces se nos olvida que este tiempo no es un tiempo para pedir,
sino para hacer, sino para estar dispuesto a dar, a darse por el otro, es un
tiempo de sacrificar, un tiempo de donar, de donarse por el otro.
Y es que tenemos frente a nosotros el ejemplo de quien fue capaz de
entregar su vida por nosotros, por nuestra salvación, no hay donde ni porque
perderse, pero no hay peor ciego que aquel que no quiere ver.
La cuaresma nos brinda un tiempo para prepararnos, para renovarnos, para
fortalecernos y para abandonarnos, es un tiempo de enseñanza y de
aprendizaje para Confiar en Nuestro Señor, para darnos cuenta que el
camino no lo hemos recorrido solos.
También es importante valorar que nuestro camino no es de 1 día o de 40
días, es un caminar de toda una vida, es un constante crecimiento, que poco
a poco nos va conduciendo por un camino cada vez más estrecho.
Y es que el caminar del cristiano, conforme se avanza la ruta se va volviendo
más complicado por lo que requiere más esfuerzo y más confianza, pero
también es cierto que conforme se avanza se aprende a disfrutar de una
felicidad más plena, mas real y más duradera.
¿Cómo ha sido nuestro camino hasta ahora?, nos habremos dado cuenta que
requerimos hacer para llegar a la meta final. Para obtener ese tan preciado
premio que es la vida eterna.
Lo curioso de este camino es que no nos conduce hacia el reconocimiento,
hacia la fama, hacia el éxito, hacia el prestigio, sino que es un camino que nos
conduce hacia un encuentro.
Y viene la pregunta clave, ¿Cómo debemos llegar a ese encuentro?
Debemos llegar con las maletas vacías pero con el corazón lleno.
La cuaresma significa el tiempo que Dios nos regala para purificarnos y para
arrepentirnos, para darnos cuenta de lo que somos y lo que estamos
llamados a ser.
Es un tiempo suficiente para mandar hacer el traje y para estar listo para el
banquete de bodas, para que en el momento en que llegue el novio estemos
listos y seamos dignos de ser invitados. La preparación es importante
siempre y cuando logremos la meta de ser invitados a la boda, a ese
banquete pascual que todos deseamos asistir.
Así como la preparación tiene sentido cuando se logra participar en el
evento. La Cuaresma toma sentido cuando logramos pasar y llegar a la
Pascua, uno es necesario para poder llegar al otro, no es posible celebrar la
Resurrección sin que antes hubiera Crucifixión y muerte.
Esto es como aquella persona que se ha estudiado todos los libros de
medicina pero que nunca ha sido capaz de atender a un paciente, el
conocimiento es necesario cuando finalmente se lleva a la práctica y se utiliza
para el bien de otros.
No es lo mismo imaginarse lo que debe doler algo, como experimentar en
cuerpo y sangre ese dolor, no es lo mismo saber cómo ser un cristiano, que
volverse un seguidor y discípulo de Cristo.
No es lo mismo saber que la cruz del Señor era pesada, que estar dispuesto a cargar con nuestra cruz.
Dios Nuestro Señor, nos brinda continuamente la oportunidad de volvernos a
Él, de entregarnos a Él, de buscarlo a Él, de abandonarnos en Él, Dios nos
conoce y nos ama tal y como somos, nos perdona como ese padre perdona al
hijo prodigo, pero nos invita a renovarnos, a cambiar y a dejar de pecar como
le dice a la Adultera: Mujer quien te acusa, vete y no vuelvas a pecar.
Ojala que un día pudiéramos decir que a ejemplo de Nuestro Padre Seráfico
San Francisco de Asís: hemos acompañado a Nuestro Señor desde su
concepción, nacimiento, oración en el huerto, hasta su resurrección, pasando
y experimentado en nuestras vidas el dolor y el gozo de la crucifixión y decir
con todo nuestro amor, nuestra fe y nuestra esperanza:
"Señor, que experimente yo en mi cuerpo y en mi espíritu, en cuanto sea
posible, aquel sufrimiento que Tú padeciste por nosotros. Y que yo te ame
con aquel amor con que Tú diste tu vida por nosotros en la cruz.
"Nada me consuela tanto como la contemplación de la vida y Pasión del Señor....
El Señor os de la Paz.
No hay comentarios:
Publicar un comentario